Luis de Velasco Rami
Desde mediados de los años setenta, el proceso de internacionalización de la empresa (medido en exportaciones e inversiones directas en el exterior) ha aumentado, aunque con debilidades e insuficiencias resumidas en una limitada capacidad para competir en una economía abierta y global. Los déficit comercial y corriente son muestra de esa baja competitividad. Arrancando con la apertura de la economía al exterior (Plan de Estabilización de 1959, entrada en el GATT y otros organismos), la política económica y las políticas instrumentales de fomento y promoción de la internacionalización han buscado incentivar, apoyar y complementar las acciones de las empresas. La principal responsabilidad de ser competitivos no es del sector público, sino de las empresas y de quienes las gestionan. Ellos son los principales responsables de sus éxitos y de sus fracasos en una economía de mercado. La acción pública, imprescindible e importante, es un complemento a esta labor.