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Thomas H. Davenport
A pesar del tan alardeado aumento en la tercerización, muchas empresas mantienen el ¿hágalo usted mismo¿ para el grueso de sus procesos, en gran parte debido a que no existe forma de comparar las capacidades organizacionales externas con las internas. Dado esto, resulta hasta sorprendente que alguien tercerice. Pero no sorprende que los costos sean el gran criterio de las empresas a la hora de evaluar proveedores externos, o que muchas compañías no estén satisfechas con sus relaciones de tercerización. Un nuevo mundo se avecina, afirma el autor, y llevará a dramáticos cambios en la forma y estructura de las empresas. Un amplio conjunto de estándares de procesos pronto facilitará determinar si la capacidad de una empresa puede ser mejorada al tercerizarla. Estos estándares también ayudarán a las empresas a comparar a los proveedores de servicios y a evaluar los costos versus los beneficios de la tercerización. En algún momento estos costos y beneficios serán tan visibles para los compradores, que los procesos tercerizados se convertirán en un commodity y los precios caerán significativamente. Los bajos costos y el bajo riesgo de tercerizar acelerarán el flujo de trabajo al extranjero, forzará a las empresas a reevaluar sus estrategias y a cambiar las bases de la competencia. La velocidad con que algunas empresas han adoptado los estándares de procesos sugiere que muchos ámbitos que han permanecido sin estudiar están maduros para el cambio. En el campo de la tecnología, por ejemplo, el Carnegie Mellon Software Engineering Institute ha desarrollado un estándar global para procesos de desarrollo de software, llamado Modelo de Madurez de Capacidades (CMM, por sus siglas en inglés). Para empresas que no cuentan con estándares de procesos, tiene sentido crear estándares trabajando con clientes, competidores, proveedores de software, empresas a las cuales serán tercerizados los procesos, investigadores objetivos y fijadores de estándares.
