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Tiziana Casciaro, Miguel Sousa Lobo
Cuando se busca ayuda para una tarea en el trabajo, las personas recurren a los más capaces para hacerla. ¿No es así? Equivocado. Nuevos estudios muestran que los colegas no son escogidos por su habilidad, sino que por su simpatía. A partir de un estudio que incluyó a 10.000 relaciones laborales en cinco organizaciones, los autores clasificaron a los colegas de trabajo en cuatro arquetipos: el competente insoportable, quien sabe mucho pero es desagradable; el tonto adorable, quien no sabe mucho pero es un agrado; la estrella adorable, quien es inteligente y agradable; y el incompetente insoportable, que¿ bueno, no necesita mayor definición. Todos quieren trabajar con la estrella adorable y nadie con el incompetente insoportable. Pero más interesante aún es que las personas prefieren al tonto adorable por sobre el competente insoportable. Esto tiene grandes consecuencias, en tanto ambos tipos a menudo representan oportunidades perdidas. Como son del agrado de un número desproporcionado de personas, los tontos adorables pueden tender puentes entre diversos grupos que de otra forma no interactuarían. Pero sus habilidades para formar redes a menudo se desarrollan a costa de su desempeño laboral, lo cual puede llevar a que estos empleados sean subestimados y vulnerables a ser despedidos. En cuanto a los competentes insoportables, a menudo su experticia permanece sin ser explotada por personas que simplemente no los toleran. Pero muchos pueden ser socializados a través de coaching o haciéndoles responsables por su mal comportamiento. Otros puede que necesiten desplegar su competencia en escenarios más aislados. Los ejecutivos no están limitados a potenciar a las personas que son del agrado de otros y a cambiar a aquellos que los otros odian. También pueden crear situaciones en las cuales las personas se agradan mutuamente, sin importar sus características individuales.
