La mayoría de los psicólogos de desarrollo concuerda que lo que diferencia a un líder de otro no es tanto la filosofía del liderazgo, la personalidad o el estilo de gestión. Más bien, es la ¿lógica de acción¿ interna, que es la manera en que un líder interpreta sus entornos y reacciona cuando su poder o seguridad se ven amenazados. Sin embargo, pocos líderes intentan entender su propia lógica de acción, y aún menos han explorado la posibilidad de cambiarla. Pero deberían hacerlo, porque los líderes que emprenden esta travesía del entendimiento y desarrollo personal no sólo podrán transformar sus propias capacidades, sino también las de sus empresas. Los autores recurren a sus 25 años de experiencia en consultoría y a la colaboración con la psicóloga Susanne Cook Greuter para presentar una tipología del liderazgo que se basa en la manera en que los ejecutivos interpretan, personalmente, el mundo que los rodea. Rooke y Torbert clasifican a los líderes en siete categorías distintas de lógica de acción: Oportunistas, Diplomáticos, Expertos, Realizadores, Individualistas, Estrategas y Alquimistas. Las tres primeras están asociadas a un desempeño por debajo del promedio, las últimas cuatro, con uno medio a alto. Estos estilos de liderazgo no son fijos, y los ejecutivos que están dispuestos a desarrollarse a sí mismos y a volverse más conscientes de sí mismos, ciertamente avanzan hacia las lógicas de acción más eficaces. Al trabajar duro y reflexionar sobre sí mismo, un Diplomático, por ejemplo, puede transformarse en un Estratega. Tal vez pocos se conviertan en Alquimistas, pero muchos tendrán el deseo y el potencial de volverse Individualistas o Estrategas.