Gemma Muñoz-Alonso López
Este artículo trata de uno de los fenómenos más decisivos de nuestro tiempo: la proliferación de los recursos electrónicos y la aparición de internet como nueva tecnología de la comunicación filosófica. Nos ocupamos de algunos aspectos en los que el desafío informático crea nuevos problemas para la filosofía como disciplina autónoma, y para el filósofo como sujeto investigador. Primero aludimos a las ventajas y peligros de los recursos cibernéticos y electrónicos. Seguidamente, nos referimos a los derechos de autor y la urgencia de tomar medidas al respecto. En tercer lugar, y por último, nos enfrentamos a la pregunta sobre si es moda o necesidad el uso de las nuevas fuentes de información a través del ciberespacio, y hacemos hincapié en la importancia de la calidad y la selección de la información filosófica, sobre la cantidad de información