El sólo hecho de llevar muchos años realizando una actividad directiva no implica forzosamente que la experiencia adquirida en esa tarea sea positiva, ni tampoco implica que dicha experiencia se haya utilizado en mejorar la capacidad gerencial. Con esta premisa, el autor del artículo analiza cuáles son los pasos que debe dar un directivo para aprovechar al máximo los conocimientos adquiridos y que éstos le sirvan de soporte al perfeccionamiento de la aptitud gerencial. Además, ofrece una guía práctica sobre los factores que orientan positivamente la experiencia de los gerentes.