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El sistema de seguridad social de Estados Unidos está en graves problemas,y eso no sólo significa malas noticias para los individuos.También es mala noticia para las empresas.Si no se cambia el sistema,el dinero que sale superará al que entra a partir de 2017,y se volverá totalmente insolvente en 2041.Pero el problema empezará antes que eso:en la próxima década,la mera posibilidad de un déficit creciente se traducirá en una fuerte presión sobre los recientes recortes de impuestos,mayores tasas de interés de largo plazo,mayores costos de financiamiento de pensiones y otras condiciones que castigarán a las empresas de EE.UU. Hay mucho en juego para las empresas,y por eso los ejecutivos necesitan participar en el creciente debate sobre la reforma de la seguridad social,dice Robert Pozen,un profesor invitado de Harvard Law School que sirvió en la Comisión Presidencial para fortalecer la Seguridad Social. En este artículo insta a los líderes empresariales a tomar posición respecto de cómo debe ser reformado el sistema,sugiriendo que trabajen con grupos de interés para hacer oír sus voces.
Después de una completa mirada a los debates sobre la seguridad social, Pozen resume las tres principales alternativas que los ejecutivos pueden elegir: aumentar los aportes al sistema, disminuir los beneficios para los trabajadores más acomodados,y aumentar la rentabilidad de las inversiones de los activos de la Seguridad Social.Lo que se necesita para arreglar el sistema actual, sostiene, es un cuidadoso equilibrio de las tres.
