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Henry Mintzberg, Jonathan Gosling
Se les ha dicho a los ejecutivos: sean globales y sean locales. Colaboren y compitan. Cambien y mantengan el orden. Logren resultados y acojan a su gente. Para ser efectivos, los ejecutivos requieren tener en cuenta las yuxtaposiciones con el fin de conseguir una profunda integración de estos intereses aparentemente contradictorios. Eso significa que deben concentrarse no solamente en lo que tienen que lograr, sino también en cómo tienen que pensar.
Cuando los autores, respectivamente el director del Centre for Leadership Studies de la University of Exeter en el Reino Unido y el Cleghorn Professor of Management en la McGill University en Montreal, propusieron desarrollar un programa de maestría para ejecutivos, se dieron cuenta de que no podían confiar en la estructura educacional habitual de un MBA, que divide el mundo de la gestión en funciones discretas de negocios tales como el marketing y la contabilidad.
Necesitaban una estructura educacional que estimulara la síntesis más que la división. Determinaron que la gestión involucra cinco funciones, cada una con su propia mentalidad: la gestión del yo (la disposición mental reflexiva); la gestión de organizaciones (la disposición mental analítica); la gestión del contexto (la disposición mental cosmopolita); la gestión de relaciones (la disposición mental colaborativa), y la gestión del cambio (la disposición mental de acción). El programa está diseñado para explorar e integrar esos cinco aspectos de la mente ejecutiva. Los autores sostienen que ha mostrado ser poderoso en la sala de clases e iluminador en la práctica.
Imagínese las disposiciones mentales como hebras de hilo y al ejecutivo como un tejedor. El desempeño eficaz implica tejer cada disposición mental por encima y por debajo de las otras para crear una tela fuerte y resistente.
