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Art Kleiner
En el centro de cada empresa hay un grupo de personas que parecen manejar todos los hilos o, más bien, todos los hilos parecen manejarse a su favor. Este grupo clave no está en el organigrama de ninguna organización. Sólo existe en los corazones y las mentes de la gente. Está integrado por personas cuyos intereses y necesidades son tomados en cuenta en la toma de decisiones de toda la organización. En muchas empresas, hablar explícitamente de este grupo es un tabú; su existencia parece contradecir la premisa vital de toda empresa en el sentido de que todos tenemos un interés común en su éxito.
En las mejores organizaciones, el grupo clave puede ser un recurso: sus miembros representan los valores y conocimientos únicos que distinguen a su empresa. Cuando los grupos clave despliegan su independencia, su creatividad y su poder, el resto de la empresa los sigue. Tal conducta crea valor para los accionistas, especialmente en el largo plazo. Sin embargo, debido al enorme poder del grupo clave, sus miembros necesitan estar alerta a las señales que envían, intencionalmente o no. Para bien o para mal, el grupo clave refuerza todo aquello a lo que presta atención.
Un miembro del grupo clave que menciona casualmente un producto podría descubrir tres semanas después que alguien ha gastado US$ 1 millón en su introducción al mercado.
Si usted no sabe quiénes integran el grupo clave en su organización, o qué es lo que ellos quieren, descubrirá que el liderazgo se torna extremadamente difícil, incluso si usted es quien está claramente al mando. Si usted quiere dirigir su organización a un nuevo rumbo, tal vez necesite desafi ar explícitamente al grupo clave. Si no lo hace, el resto de la organización no lo seguirá.
