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Eric Bonabeau
Tomar decisiones de negocios donde hay mucho en juego siempre ha sido difícil. Pero en las últimas décadas se ha vuelto más difícil que nunca. Las alternativas que enfrentan los ejecutivos y la información que debe ser analizada se han multiplicado, mientras el tiempo para analizarlas ha disminuido. Una sencilla herramienta para tomar decisiones, la intuición humana, parece ofrecer una alternativa fi able a la laboriosa recolección y análisis de los datos. Incentivados por la investigación científi ca sobre la intuición, los altos ejecutivos se sienten cada vez más seguros de que al verse enfrentados con decisiones complicadas, simplemente podrían confiar en sus instintos.
La confianza en la intuición es comprensible, pero también peligrosa. La intuición tiene su rol en la toma de decisiones ¿no debería ignorar sus instintos, así como tampoco debería ignorar su conciencia¿, pero cualquiera que piense que la intuición es un sustituto de la razón está cayendo en una ilusión romántica. Alejada del análisis riguroso, la intuición es una consejera voluble y no fiable. Aunque algunos han afirmado que la intuición es más valiosa en ambientes altamente complejos y volátiles, la realidad es la opuesta. Mientras más opciones tenga que evaluar, más información que sopesar y más desconocidos sean los desafíos que se presentan, menos debería confi ar en los instintos y más en la razón y el análisis. Entonces, ¿cómo analizar más en menos tiempo? La respuesta podría estar en la tecnología. Nuevas y poderosas herramientas de soporte de decisiones pueden ayudar a los ejecutivos a revisar un alto número de alternativas y elegir las mejores. Cuando se combinan con la experiencia, la perspicacia y la habilidad analítica de un buen equipo gerencial, estas herramientas ofrecen a las empresas una forma de tomar constantemente decisiones acertadas y racionales, incluso frente a complejidades alarmantes. Ésta es una capacidad que la intuición jamás va a igualar.
