El presente artículo ofrece un recuento de los esfuerzos hechos en México por contar con sistemas para profesionalizar la función pública, desde el momento en que se consolida el Estado-nación hasta el año 2003, cuando se promulga la Ley de Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal. En dicho recuento aparece una clara tensión entre lo que significan las prácticas tradicionales y el cambio en la administración pública mexicana, cambio que representa el contar con un sistema de carrera consignado en una ley, y del que se desprende que la profesionalización de los funcionarios deberá ser un resultado natural de su puesta en marcha y operación exitosa.