Carolina Muñoz Carrera, Marcell Galli Regás, Enrique Mora Pérez
Desde hace algunos años, se asume que existen tres tipos de motivaciones que nos mueven a actuar: motivación externa o extrínseca, motivación interna o intrínseca y motivación trascendental. Los autores reflexionan sobre cómo las empresas podrían lograr en sus empleados una motivación "eterna", es decir, una motivación que persista en el tiempo y que establezca un compromiso a largo plazo entre la organización y sus miembros. Parece que una motivación de estas características debería provenir sobre todo de la estimulación de la motivación interna y debería estar enfocada al cumplimiento de las necesidades y, especialmente, de las ilusiones de las personas de la organización. Para forjar esta motivación eterna será necesario que en la empresa se instaure la cultura de motivación "a la carta", integrando y alineando las necesidades y expectativas de cada empleado con las de la organización.