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Paulina Rufo Isern
La ciudad de Écija entró a formar parte del señorío concedido al Príncipe de Asturias, el infante don Juan de Trastámara, en 1496, sin oposición aparente de esta. Desde ese momento, el Príncipe comenzará a desarrollar sus responsabilidades en materia de gobierno, justicia y administración respecto a Écija, que en este caso no produjeron alteraciones perceptibles del status quo sociopolítico de la misma. La temprana muerte de don Juan devolvió pronto la jurisdicción astigitana al realengo, pero Écija no dejo pasar la oportunidad de celebrar en su memoria las honras fúnebres más brillantes de las que se tiene noticia para la ciudad en este periodo.
