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Consuelo Naranjo Orovio 
La visita de Alejandro de Humboldt a Cubase produce en un periodo en el que la Ilustración se abre paso de la mano de algunos gobernantes e intelectuales cuyos esfuerzos se materializaron en la creación de instituciones científicas, culturales y sociales, y en la ampliación de los círculos de sociabilidad. El afán por conocer, difundir y debatir también se concretó en la publicación de prensa como El Papel Periódico de la Habana, El Regañón de La Habana, el Substituto del Regañón, el Mensagero Político, Económico-Literario de La Habana o El Patriota Americano. Estas luces de la modernidad chocaron y convivieron en una sociedad llena de contrastes, en la que las formas del Antiguo Régimen se combinaron con algunas pautas burguesas culturales y sociales procedentes de Europa y Estados Unidos.
La esclavitud, defendida por la mayoría, era, como lo era en opinión de Humboldt, un factor de retroceso que impedía el desarrollo de otras formas de actuación a diferentes niveles. Sus ataques al sistema esclavista desde un punto de vista filantrópico, económico y político, coinciden con los lanzados por los reformistas criollos y peninsulares, quienes concibieron un futuro diferente para la isla. Alejandro Ramírez, Ramón de la Sagra, José Antonio Saco y Francisco Frías y Jacott participaron en el discurso elaborado por Humboldt sobre la esclavitud en Cuba, en el que se aboga por la diversificación agrícola, los cultivos de subsistencia, la sustitución progresiva del trabajo esclavo por trabajo asalariado y la introducción de los adelantos tecnológicos en la agricultura.
