El artículo argumenta que, en los comienzos del siglo XXI, Europa está experimentando un cambio social, medioambiental y tecnológico a un ritmo sin precedentes, que plantea retos significativos a su sistema de investigación, ciencia y tecnología. Recientes informes comparativos y de evaluación indican que existe una urgente necesidad de emprender acciones más sustanciales para conseguir los objetivos establecidos en los Consejos Europeos: Lisboa y Barcelona. Los autores afirman que el camino a seguir es la coexistencia y coordinación de los sistemas nacionales y regionales de financiación de las investigaciones para obtener un sistema integrado mucho más eficiente y, por otra parte, más inversiones en investigación básica y estratégica. Por último, se sugiere la creación de una institución financiadora independiente europea, el Consejo Europeo de Investigación.