Rafael Camacho Ordóñez
En el inagotable debate sobre la televisión de calidad, se trataría primero de precisar qué es la calidad, cómo se debe investigar y evaluar, y qué condiciones son exigibles para asegurarla. A partir de ahí, creemos que la clave reside en la consideración del público como conjunto de ciudadanos, no como consumidores o usuarios. De esta simple declaración derivan consecuencias muy importantes para la triple función clásica de la televisión pública: informar, formar y entretener. El mejor exponente de la calidad es el cumplimiento de la misión de servicio público que tiene encomendada la televisión pública. Y para ello debe asegurar la diversidad y llegar a amplias audiencias, garantizando el respeto a los principios fijados por la ley. Es fundamental educar, enseñar a ver la televisión y a entender el medio.
In the endless debate about quality television, we should first deal with the definition of quality, with its investigation and evaluation and with the exigible conditions to achieve it. From this point, we think that the key lies in the idea of audiences as a whole of citizens, not just as mere consumers or users. This simple affirmation gives place to very important consequences for the triple classical function of PSBs (Public Service Broadcasters), which is to inform, educate and entertain. Quality is assured always that PSB does its duty as a public service, to which it has been encomended. Thus, it must provide diversity and reach a broad audience, with a guarantee of respect to the principles subject to law. Additionally, society needs to be taught to watch television and to understand this media.