En este artículo se defiende la tesis de que es necesario democratizar en mayor medida las decisiones en materia de política científica (qué problemas se investigan) y de política tecnológica (qué técnicas experimentales se ponen en práctica). El espacio para el incremento de la participación de los ciudadanos "legos" en debates aparentemente expertos lo proporcionan la situación de incertidumbre en que se mueve la ciencia en una realidad compleja y el desvelamiento de cuestiones valorativas disfrazadas de temas técnicos. Al final del articulo, se señalan algunos ejemplos y se proponen algunos mecanismos de participación democrática en este campo.