Resulta relativamente sencillo, en el mundo de las pequeñas empresas industriales poner de relieve un vacío metodológico importante respecto a las formas de medir su realidad organizativa (véase Mellado, 2004, 2005).
Procesos comunicativos elementales, como el clima y el liderazgo, son desatendidos por dichas organizaciones, desconociendo la importancia que éstas tienen en el funcionamiento de sus sistemas sociales.
Los instrumentos de control que en la actualidad existen encaminan sus intereses a un nivel administrativo, puramente económico o comunicativo, pero orientados exclusivamente a grandes o medianas empresas, además de tratar muchas veces ambos fenómenos ¿ clima y liderazgo ¿ de forma independiente.
Considerando la importancia y trascendencia tanto económica como social que aportan al mundo empresarial y laboral este tipo de organizaciones, se asume como trascendental ahondar en las herramientas metodológicas que ayudan a diagnosticar su realidad laboral (Silva, 1996; Sisdedos, 1986; Ekvall, 1986, Ashkanasy et al, 2000).