Medir la calidad del turismo implica analizar no sólo la satisfacción de los turistas con los distintos servicios -calidad total-, sino también la contribución del turismo al desarrollo sostenible e integral de las sociedades receptoras. Ambos componentes constituyen la calidad global. La contribución al desarrollo -que debe tener como objetivo final elevar el bienestar de la población anfitriona- ha de medirse por la contribución al enriquecimiento de los distintos campos -subsistemas, que forman la estructura social, con sus respectivos capitales: capital social, capital simbólico, capital humano, capital financiero, capital infraestructural, capital patrimonial y capital medioambiental.