Gérard Imbert
La televisión se caracteriza por la turbulencia de sus formas, por su capacidad de trans-formar la realidad: el transformismo televisivo es un jugar con las formas, en particular el mostrar, hasta caer en lo grotesco. Traduce una fascinación por lo deforme, una duplicación de la realidad, mediante imitación o simulación, que conduce a la transformación de la realidad en su doble.