El cuarto gobierno de ARENA cumplió su primer año de gestión lleno de entusiasmo y optimismo. El estado de ánimo predominante en el gobierno, y sobre todo en el presidente Saca, está bien recogido en las siguientes líneas de la versión divulgativa de su discurso aniversario, en ellas aseguró que ambos ¿mantienen una disposición optimista y una férrea voluntad para resolver los problemas, vencer los obstáculos y mantener el elevado nivel de entusiasmo¿. Paradójicamente, estas expresiones se refieren a las perspectivas de la economía nacional, una de las áreas más críticas, al cabo del primer año. La cuestión es que con optimismo, entusiasmo y voluntad, por muy elevados que sean, no se puede gobernar un país sumido en una crisis económica y social. Cuando los gobiernos adoptan estas actitudes, los resultados de su gestión suelen ser catastróficos, pues ocasionan hambrunas y mortandad masiva. Las crisis se gobiernan con políticas y programas, y no con optimismo, entusiasmo y voluntad.
La opinión pública no está del todo contenta con la gestión del presidente Saca. Su evaluación es bastante matizada, según la encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA (IUDOP). Las valoraciones positivas, de ninguna manera, pueden ser interpretadas como una aprobación general del primer año de gestión presidencial. Es más bien, un aprobado con reservas serias. Por un lado, el gobierno de ARENA y, en particular, el presidente Saca gozan de gran popularidad; pero la crítica situación económica obliga a interpretar esa popularidad con bastante prudencia. La valoración total, o la nota general, ha experimentado una baja sensible respecto a la máxima de este primer año, alcanzada al cabo de los cien primeros días. De esta manera, el entusiasmo y el optimismo predominantes en el gobierno, en ARENA y en los sectores afines, como la gran empresa privada, chocan con la realidad de la población, que vive sus consecuencias.