El objetivo del texto es hacer un balance de la trayectoria reciente de la Sociología del Trabajo en América Latina, que ha experimentado grandes cambios, al lado de un gran florecimiento, en las dos últimas décadas. Esos cambios se asocian a las grandes transformaciones de naturaleza estructural, política e institucional que han impactado el mundo del trabajo en la región, en particular: a) los procesos de instauración, crisis y superación de los regímenes autoritarios (años 60-80); b) la crisis de los modelos de industrialización dominante hasta fines de los setenta; c) los procesos más recientes de ajuste y reconversión productiva asociados a la globalización de la economía a escala internacional y a la crisis del taylorismo-fordismo como modo dominante de organización del trabajo.
La primera inflexión en la trayectoria de la disciplina (fines de los años setenta) puede ser caracterizada por la recuperación de la perspectiva del actor frente a una sociología de carácter más estructuralista. La segunde (años ochenta) está marcada por un interés creciente por el análisis de la empresa y de los procesos de trabajo. El texto busca analizar ese trayectoria, llamando la atención en particular sobre la importancia de considerar dos dimensiones frecuentemente secundarizadas en los estudios sobre el trabajo en la región:la subjetividad obrera y las relaciones de género.