La creación y el mantenimiento del emplee requieren, en nuestro sistema económico que la clasificación profesional ofrezca al mercado información transparente sobre las cualificaciones requeridas y que, al mismo tiempo, sea flexible posibilitando la movilidad en la propia empresa y fuera de ella.
Bajo este prisma se estudian los déficits que presentan los dos modelos de mercado laboral presentes en Europa, externo e interno y la falta de operatividad del sistema de clasificación profesional existente en España, para proponer a continuación el concepto de grupo profesional, ya previsto en el vigente Estatuto da los Trabajadores, como fórmula que puede integrar eficazmente transparencia y flexibilidad, no obstante tratarse de conceptos, en cierto modo, antitéticos a la hora de aplicarles.
Al mismo tiempo se señala la necesidad de que exista una correlación significativa entre los niveles de profesionalidad requeridos por los citados Grupos y los títulos que emanan de la Nueva Formación Profesional, como requisito para que funcione adecuadamente el sistema de formación-empleo.
La reforma del mercado de trabajo puede permitir una aplicación generalizada del citado concepto de Grupo Profesional, a través de la Negociación Colectiva.
Como criterios para orientar dicha Negociación se apuntan, en primer lugar, los dos principales riesgos a salvar, inmovilismo por una parte y proliferación de Grupos Profesionales, señalando, finalmente, la necesidad de configurar unas clasificaciones profesionales inteligibles y homologables en el entorno Nacional y Comunitario.