La clasificación y la categorización profesionales juegan en las relaciones de trabajo asalariado tres papeles relevantes: son un instrumento de ordenación de los requerimientos cualificacionales de los procesos de trabajo, por un lado, y de las competencias de los trabajadores, por otro; sirven para establecer los límites de las exigencias productivas de éstos; y son utilizadas por las empresas como medio de movilización productiva de sus empleados bajo la promesa de una posible promoción. Cuando el análisis toma como punto de partida estos lugares sociales de la categorización profesional en lugar de la categorización profesional en sí misma, se observa que la categorización profesional no es más que una respuesta entre otras al problema de articulación entre la división del trabajo y de los trabajadores en un sistema productivo en el que la movilización de la fuerza de trabajo es compleja y conflictiva.