José María Zufiaur Narvaiza
La inminencia del mercado único exige a los sindicatos pasar a una acción sindical de dimensión europea. Para ello habrá que lograr: la reforma de la CES, en el Congreso de Luxemburgo en 1991; la unificación política de la Comunidad, con poderes reales para el Parlamento y un gobierno democrático europeo, sin lo que no puede haber cohesión económica y social; la reforma de los Tratados de las CEE en materia social; la instauración del espacio social, simultáneamente con el mercado único. Esto último implica contar con un conjunto de normas y de instrumentos de política social comunitaria: derechos sociales fundamentales de carácter vinculante, derechos nuevos para situaciones nuevas, y políticas activas sobre desempleo, protección social, desigualdades regionales, calidad social del crecimiento, preservando así el modelo social europeo.
Será también imprescindible llevar la negociación colectiva al nivel supranacional: haciendo que el diálogo social conduzca a resultados eficaces, iniciando negociaciones-marco sectoriales y negociaciones para empresas multinacionales, y estableciendo una plataforma de reivindicaciones comunes y prioritarias para introducir en las negociaciones colectivas de cada país.
Asimismo, es necesario el reconocimiento de los derechos de participación de los trabajadores en las empresas, para lo cual hay que conseguir la aprobación de la directiva correspondiente. Por último, para que pueda darse una verdadera acción sindical europea habrá que definir políticas sindicales comunes respecto a las cuestiones que preocupan al movimiento sindical.
Una reflexión final: la previsible unidad sindical de Europa occidental, su relación con los sindicatos del este y centro de Europa (tras la desaparición de la internacional sindical comunista), así como la refundación unitaria de la izquierda política, son factores que influirán en las relaciones entre organizaciones sindicales de cada país llevándolas a una mayor colaboración y unidad de acción. En Europa, la "casa común" del sindicalismo se construye sobre los planos de la CES y la socialdemocracia. En España no tendrá por qué ser diferente.