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En este artículo se estudia la evolución de la oferta de trabajo de jóvenes durante los últimos veinticinco años. Desde su planteamiento inicial se intenta captar la interacción entre variables económicas y demográficas, evitando en todo momento una consideración aislada del factor población.
Durante los años sesenta y setenta, a partir de la segunda mitad de los cincuenta, todos los indicadores de natalidad y fecundidad de la población española experimentaron una oscilación al alza, de amplitud más bien limitada respecto a su trayectoria anterior y a las variaciones registradas al término de la II Guerra Mundial en paises como Estados Unidos, Canadá o Australia...; no resulta, por tanto, muy apropiado hablar del "baby boom" en el caso español; no obstante, a la luz de los niveles actuales, entre el 40 y 50 por 100 inferiores, tras diez años de ininterrumpido descenso, aquellas pautas de fecundidad parecen hoy elevadísimas.
En este trabajo, se rastrea la trayectoria de estas generaciones numerosas, a la hora de entrar en el mercado de trabajo, subrayando las condiciones particulares de los tres períodos del ciclo económico que, durante los últimos veinticinco años, han actuado como de "horma" impuesta a los recién llegados. Desde la primera mitad de los setenta, en que se inicia la afluencia de las generaciones "pletóricas", hasta 1985, el impacto de la variable demográfica sobre la evolución de la tasa deparo juvenil fue muy inferior a la influencia de los factores económicos que traduce la caída del empleo. A su vez, la influencia de la presión demográfica hubiera sido también de gran magnitud, pero el "filtro" de las tasas de actividad redujo la incidencia de la población activa de jóvenes como tal.
A partir de 1985, la oferta de trabajo de jóvenes aumenta, porque siguen afluyendo generaciones numerosas y porque las tasas de actividad parecen estancarse en sus bajos niveles o despegan al alza, de forma titubeante en el caso de los varones de veinte-veinticuatro años o, en auténtica "estampida", entre las mujeres de estas mismas edades. A ocho años vista persistirá esta afluencia ligeramente desacelerada de mano de obra joven y sólo en la segunda mitad de los noventa se hará sentir un alivio "demográfico" significativo en el mercado de trabajo de jóvenes.
