Para que la descentralización política favorezca la eficiencia se requeriría que el gasto local estuviera vinculado con los respectivos esfuerzos fiscales,y que los procesos (locales)a través de los cuales se adoptan decisiones sobre provisión de bienes públicos fueran al menos tan democráticos como los centrales.En América Latina pocas veces se cumplen esas condiciones básicas.Esto se debería principalmente a que los procesos de descentralización se han orientado sobre todo al cumplimiento de objetivos sociales.Hoy,sin embargo,sería imperativo acrecentar la autonomía de los ámbitos subnacionales para potenciar la competitividad económica. En este artículo se analiza cómo podría lograrse este nuevo objetivo sin descartar y más bien creando sinergias respecto a otros, tales como estimular la participación ciudadana,reducir inequidades sociales y territoriales,y hacer más eficiente el aparato estatal ?incluido el ámbito fiscal? para lograr estos objetivos estratégicos.