Adolfo Gurrieri
Prebisch llegó a la CEPAL por primera vez en 1949 para escribir un informe en el cual presentó su opinión acerca de los principales problemas que enfrentaba en ese entonces el desarrollo económico de América Latina (Prebisch, 1949). Contratado como consultor externo, no contó con el apoyo de otros miembros de la institución para elaborarlo ni tuvo mucho tiempo para hacerlo, de modo que dicho informe fue expresión de ideas anteriores a su llegada a la institución. Como el contenido de ese trabajo provocó un gran impacto en los medios académicos y políticos de la región, siendo considerado un pilar fundacional del pensamiento estructuralista, se ha planteado a menudo cuándo y por qué motivos Prebisch incorporó aquellas ideas a su pensamiento.
En 1949 Prebisch ya tenía una dilatada carrera como académico y funcionario público y era, según Furtado, "el único economista latinoamericano de renombre internacional" (Furtado, 1985, p. 58). Sus primeros escritos datan de 1920, pero la opinión corriente es que durante los años veinte fue un convencido neoclásico y muy poco existe en ellos que pueda haber servido de base al informe de 1949. Sólo a consecuencia de la crisis que se inicia en 1929 habría comenzado a abandonar su neoclasicismo y buscar nuevas interpretaciones del proceso económico y políticas heterodoxas para reorientarlo. El que Prebisch haya confirmado a menudo esa secuencia simple en dos momentos debe haber influido para que fuese aceptada sin mayor cuestionamiento y no se profundizara el estudio de su pensamiento durante los años veinte (Prebisch, 1983).
Sin embargo, una atenta lectura de sus escritos de esos años muestra que la continuidad de sus ideas fue mucho mayor que la supuesta, por lo que resulta muy simplista dividir su evolución en dos momentos --ortodoxo y heterodoxo-- separados por la crisis de 1929. Prebisch mismo, cuando hilaba más fino, reconocía que los años veinte no habían sido pura ortodoxia. Por ejemplo, al referirse en una entrevista a los primeros artículos que escribió señaló: "En esos artículos hice un esfuerzo para interpretar con mis propios ojos y no con teoría económica elaborada desde fuera los fenómenos de la realidad. Atribuí gran importancia al balance de pagos... Comencé a entender la vulnerabilidad externa de la Argentina en ese momento. Esto ocurrió durante 1921 a 1923" (González y Pollock, 1991, p. 458). El que Prebisch haya confirmado a menudo esa secuencia simple en dos momentos claramente contrapuestos debe haber influido para que fuese dada por supuesta por aquellos que han estudiado su pensamiento, con la consecuencia ya mencionada de que no profundizaron el estudio de los años veinte.
Por lo tanto, el propósito de este artículo es mostrar que desde sus primeros trabajos, escritos en 1921, Prebisch comenzó a configurar el esquema de ideas que formuló en 1949 al llegar a la CEPAL. Asimismo, subrayar que no necesitó pasar por la experiencia de la crisis de 1929 para advertir los defectos del patrón primario exportador, pues éstos le resultaron evidentes a comienzos del decenio de 1920, cuando el proceso económico argentino era considerado un ejemplo de crecimiento exitoso. El brutal impacto de la crisis le sirvió para confirmar que no se había equivocado respecto a aquellos defectos, abandonar de manera definitiva su confianza en el patrón oro como criterio básico de manejo de la política económica y esforzarse por encontrar nuevos caminos que permitieran mejorar el nivel de vida de la población.