Stéphane Michonneau
El artículo intenta una valoración de las políticas de memorias desarrolladas a lo largo de la dictadura de Primo de Rivera en el caso ejemplar de Barcelona. El régimen cuya legitimidad era problemática optó por la organización del olvido de las políticas de memoria que le precedieron en la ciudad, más en particular la catalanista y la republicana. La cronología muestra una neta inflexión y radicalización del régimen a partir de 1926. La dictadura intentó imponer sus propios monumentos y fiestas públicas, pero en vano. Con más éxito, refundió totalmente el nomenclador con el fin de españolizar las referencias simbólicas. Las tentativas de resistencias de grupos políticos opuestos a esta lectura del pasado dificilmente se expresaron. Pero la represión obligó a inventar nuevas estrategias de manifestación de la memoria como enterramientos o bailes folklóricos. En total, la sociedad nacionalista supo encontrar los medios necesarios para su supervivencia.