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Carolyn P. Boyd
La historia del Panteón de Hombres Ilustres permite acercarse a la política cultural del nacionalismo en la España de los siglos XIX y XX. El Panteón fue un elemento esencial en el proyecto progresista de crear una memoria colectiva nacional que encarnara los valores liberal-democráticos. Pero el monumento que se inauguró en 1869 en San Francisco El Grande fue pronto víctima de la oposición de los intereses conservadores, católicos y locales. Gracias a la insistencia de los liberales, en la reconstrucción de la basílica de Nuestra Señora de Atocha en la década de 1890 acabó incluyéndose un Panteón de Hombres Ilustres. Pero bajo la tutela de la monarquía, el nuevo Panteón quedó restringido a un puñado de generales y políticos liberales que habían muerto al servicio de la patria. Como reflejo simbólico del persistente poder de la Monarquía, el Ejército y la Iglesia en la sociedad española, el panteón de Atocha subvirtió e invirtió los valores liberal-democráticos de sus antiguos partidarios
