El comercio de emisiones en la UE surge como una medida de la política de lucha contra el cambio climático que muchos países están emprendiendo, sobre todo en torno a Naciones Unidas y a raíz del Protocolo de Kioto. Estas actuaciones son consecuencia de considerar el problema del cambio climático como un efecto no deseado de la actividad del hombre o, en términos más económicos, como un fallo de mercado en la forma de una externalidad negativa. La necesidad de afrontar este problema del cambio climático es tanto más importante por cuanto que los Gobiernos se proponen como objetivo último alcanzar el desarrollo sostenible, que abarca no sólo la perspectiva económica, sino también la medioambiental y la social. No obstante, se ha desarrollado un debate tanto en el terreno científico, como en el económico, sobre la magnitud y efectos del cambio climático que merece ser analizado.