Aquellas personas que han padecido violencia extrema están condenadas de antemano a una vida con secuelas irreparable de las cuales no hay retorno? Haciendo un pequeño viaje por campos dispares como la excelencia empresarial, la Programación Neurolingüística, la resiliencia y la ¿orientación a las soluciones¿, se aportan reflexiones entresacadas de la coincidencia de estos campos que abren una puerta a la esperanza a las personas que han padecido violencia extrema: el trauma no predice y las personas que han sido víctimas pueden rehacer y reescribir su historia. Partiendo de la idea que el futuro está abierto y se puede construir, la intervención con personas con secuelas será exitosa si nos centramos en sus excelencias y potencialidades. Para ello hay que creer que el cambio es posible y que todo el mundo puede ser y debe ser protagonista de su felicidad. En definitiva, se trata de creer en la magia que todo puede ser de otra manera.