La Reforma Educativa, iniciada en los años 80, ha supuesto una gran transformación de la formación profesional reglada, tanto en lo que se refiere, por ejemplo, a los títulos que abarca como a la organización curricular. Sin embargo, para la mayoría de los alumnos de Servicios Socioculturales y a la Comunidad, no constituye una vía alternativa a la Universidad. Si se atiende a las ideas y representaciones que manejan en torno a una y otra institución educativa, ello es debido a cuestiones relacionadas con la estructura y el funcionamiento del mercado de trabajo en el ámbito de lo social, y no a deficiencias en la capacidad formativa de la nueva FP. Es más, a juzgar por esas mismas ideas y representaciones, la formación profesional reglada ofrecería una gran calidad educativa. En este artículo, por tanto, se emprende un análisis de las razones que están detrás del hecho de que los jóvenes instrumentalicen la FP para realizar después estudios universitarios.