El diálogo social se constituye como un método de trabajo que se brindan los interlocutores sociales basado en el consenso y la negociación de las partes para llegar a establecer acuerdos sociales y laborales sobre determinadas cuestiones concretas, acerca de la organización del trabajo y del sistema productivo, que son materia de la negociación colectiva. El diálogo social intenta poner en contacto los diferentes intereses de las organizaciones empresariales y sindicales estatales y europeas (en función del nivel de diálogo social del que se trate), a fin de llegar a conseguir el mayor grado de consenso y acuerdo posible en diferentes aspectos de las relaciones sociales de producción. Este método de trabajo se ha revelado como el mejor y más eficaz instrumento de defensa de los intereses de los trabajadores y de los empresarios, tanto en los ámbitos nacionales de los Estados miembros de la Unión Europea, como en los institucionales comunitarios. Su eficacia radica en el respeto escrupuloso de la literalidad de los acuerdos que se consigan, por parte de la norma que lo regule - sea estatal o comunitaria -, ya que de ello dependerá el grado de cumplimiento de la misma por los interlocutores sociales