Ferran Camps
La construcción de una sociedad plural y de características singulares necesita generar conciencia de comunidad, de responsabilidad ante los asuntos que afectan a la colectividad. En el trabajo comunitario la participación se dibuja como un proceso de construcción social, en que los sujetos principales aumentan su poder al intervenir e incidir directamente, con capacidad de decisión real, en las diferentes fases que se configura el proyecto comunitario. Cada proceso participativo varía en sus formas y contenidos, por ello es difícil establecer una metodología útil para cualquier proyecto comunitario. Se propone, a cambio, la construcción de indicadores, mediante una Guía orientativa de los procesos participativos, que permita ir validando el discurso conceptual, a partir del conocimiento y contraste de buenas prácticas participativas. La visualización de diversas experiencias participativas, permite mostrar cómo la implicación de la ciudadanía, es la mejor manera de gestionar el conflicto y buscar soluciones a los problemas de la comunidad. La formación de una cultura participativa, en el desarrollo comunitario, demanda al profesional, al Trabajador Social, un papel activo, dinamizador, facilitador de la participación