La gobernanza mundial se caracteriza hoy día por la doctrina de la participación que insta a los agentes no gubernamentales a asociarse a la adopción y aplicación de la regulación internacional. Las organizaciones de la sociedad civil interesadas por estas cuestiones han respondido por lo general a esta invitación desde hace unos veinte años. Sin embargo, la gobernanza internacional actual no se caracteriza por su apertura, y numerosas organizaciones no gubernamentales se muestran reticentes con respecto a los foros públicos de coordinación. Esta evolución explica sin duda las importantes repercusiones que ha tenido un proceso como el Foro Social Mundial (FSM). El proyecto que defiende el Foro es ambicioso y distinto de todo lo que ya se había emprendido en el plano internacional para la coordinación de la sociedad civil. Al contar con la participación muy amplia de organizaciones cuya importancia e historia, y cuyo funcionamiento y origen difieren, el Foro propicia la aparición de una nueva cultura ciudadana transnacional. En este caso, la participación es el objetivo y no el medio de la gobernanza.