En el presente artículo se pretende repensar el trabajo social desde el ángulo del poder, el cuál consitituye un componente ineludible de la práctica profesional que debe ser tomado en cuenta en su complejidad si no se quiere caer en contradicciones o excesos. Para ello, analizo especialmente la concepción de poder que nos presenta Foucault, puesto que entiendo que, qun siendo inquisitiva, es lúcida y permite asumir crítcamente los efectos positivos de esta dimensión en un contexto profesional ambivalente como es el del trabajo social. Después de una revisión, a la fuerza superficial y parcial, de sus reflexiones sobre el poder, abordo por separado el poder que deviene de las pautas desceplinares para la relación de ayuda que establece el profesional con el cliente, y posteriormente el poder de las regulaciones normativas que sufre y ejerce el profesional como representante de una organización y ejecutor de una pilítica social. En ambas vertientes, se instruye sobre algunos de los diferentes mecanismos que se producen así como de sus manifestaciones concretas