Este artículo pretende analizar los orígenes económicos y jurídicos de lo que ha venido llamándose la "cultura de la precariedad", cuyos efectos han tenido una notable influencia en los recientes cambios sociales y culturales habidos en la sociedad española. De este modo, en el contexto de la nueva configuración de las relaciones capital-trabajo, el texto incide en el estudio de dos factores que ayudan a explicar la degradación de las condiciones laborales: en primer lugar, las decisiones tomadas por los legisladores en la definición y puesta en marcha de las políticas de empleo -via liberalización y flexibilización de las relaciones laborales-; en segundo lugar, por el intenso y sistemático ahuso llevado a cabo por parte de los empleadores de las formas temporales de contratación -lo que se denomina como los "usos y costumbres"-. Finalmente, se plantea la tesis de la existencia de una "ruptura generacional", durante la década de los ochenta y noventa, como consecuencia directa del impacto de la reforma del Estatuto de los Tarjadores de 1984.