La escasa o nula existencia de santos, genios y héroes entre los voluntarios nos ha permitido descubrir al mismo tiempo a un conjunto de personas que no son ni buenos ni malos samaritanos: son voluntarias / os discretas que desean auto-realizarse practicando la solidaridad y respetando la autonomía de los ciudadanos. De este modo disminuye el sufrimiento y las humillaciones que padece la gente porque el voluntariado como hecho valor adquiere componentes sociales, personales, y con carácter de utilidad para nuestras vidas.