Barcelona, España
En el capitalismo avanzado, la ciencia y la técnica se prefiguran como fuerzas productivas fundamentales. Sin embargo, más allá de la mera fagocitación del saber sistemático convencional (lógica borrosa, I+D+i¿) o de lo que Marx categorizó como "general intellect", lo que se observa es el despliegue de procesos para la captura y reconversión del saber social genérico en saber valorizante a raíz de la implantación del "régimen de acumulación flexible". En efecto, aquí hay un factor diferenciador respecto de la interpretación marxiana, y son las sinergias establecidas entre el saber sistemáticos convencional y el saber social difuso, comunicacional, cooperante, que devienen yacimiento ilimitado de conocimiento para alimentar el circuito de la mercancía en la indistinción productivo/reproductivo. Con todo, hay que puntualizar que dicho circuito no conforma un conjunto homogéneo ¿high tech¿, sino que en realidad aparece como mezcla heterogénea -neo/postfordista- de ciencia aplicada mercantilizada y condiciones sociolaborales precarias. A este respecto, el proyecto ¿ciutat del coneixement¿ de Barcelona, que debe contar con el indispensable respaldo e implicación de la ¿ciudadanía¿, pretende, a través de diversas inciativas: 22@, Parc de Recerca Biomèdica, Campus Mediterrani de Castelldfels... materializar aquellas concepciones. Sin embargo, delirios megalómanos aparte, el desenlace de este desaguisado ha sido una ciudad y un entorno metropolitano configurados a modo de sociofactoria, combinado bananero de sistemas tecnológicos con mayor o menor complejidad y asalariados a la carta.