José Roberto Rodrigues Afonso
Brasil es hoy uno de los países federativos más descentralizados del mundo, con la peculiaridad de que su descentralización no es el resultado de una estrategia económica, sino de una iniciativa política de la Constitución de 1988. La distribución de los ingresos y gastos entre las distintas esferas de gobierno ?central, estadual y municipal? revela la considerable importancia relativa de los gobiernos subnacionales. La descentralización no impidió avances extraordinarios en la reforma estructural de las finanzas públicas brasileñas en los últimos años. La Ley de Responsabilidad Fiscal consolidó un proceso de cambio cultural fiscal, revirtiendo la tendencia a déficit primarios y creciente endeudamiento. El gobierno central formuló políticas sociales dinámicas y compartió con los gobiernos subnacionales la ejecución de programas, particularmente en enseñanza fundamental, servicios básicos de salud y asistencia social. Lo que necesita hoy la federación brasileña no es reconstruirse, sino perfeccionarse mediante una mayor transparencia en las acciones y las cuentas públicas y más inversiones para modernizar la gestión.