Tomando como referencia la Estrategia nacional contra el terrorismo publicada por la administración Bush en febrero de 2003, este artículo intenta mostrar los elementos, dificultades e implicaciones de tal estrategia. La dificultad central de la Estrategia es que toma un problema mundial (el terrorismo) como algo que puede ser tratado mediante respuestas militares y locales solamente o, por lo menos, básicamente. Un asunto más a considerar es el desinterés del documento por las causas del problema, llamadas allí "condiciones subyacentes", cosa, por otro lado, comprensible cuando se tiene en cuenta la primacía acordada por el documento a las respuestas militares. Finalmente, se plantea una interrogante sobre el posible interés, desde el punto de vista de los autores de la Estrategia, en los terrorismos locales que no afecten ni a los estadounidenses ni a sus intereses. Desde el momento en que siempre hay alternativas, algunas de ellas son enumeradas brevemente como conclusión.