La «empleabilidad» ha pasado a ser un asunto clave de los debates sobre política de empleo, pero es un concepto que carece de bases teóricas y empíricas sólidas. Los autores acometen la tarea de fijar sus perfiles por medio de indicadores de la disposición y la capacidad de los trabajadores en materia de movilidad geográfica y funcional y de formación profesional. Para ello, estudian la manera de hacer mediciones sector por sector relativas a la empleabilidad y a las condiciones de consecución de este objetivo. A partir de varios indicadores de las características de la oferta (los trabajadores) y la demanda (la economía), construyen un índice de empleabilidad que permite realizar comparaciones intersectoriales. Presentan como ejemplo un estudio de trece sectores de la economía neerlandesa que contiene índices de categorías concretas de trabajadores: jóvenes, de edad madura, de sexo femenino y poco o nada calificados.