La organización de la producción y de los servicios es cada día más compleja, el mercado laboral se torna más competitivo y el trabajo adopta formas muy variadas. Todos estos hechos aconsejan adaptar las normas laborales, tanto las estatales como las pactadas por las partes sociales. El autor clasifica las normas internacionales del trabajo en tres categorías: las que fijan derechos fundamentales, las que regulan el trabajo y las que establecen directrices para la política laboral. Sobre esta base, propone métodos innovadores para hacer los ajustes necesarios en el derecho laboral, labor en la que corresponden funciones destacadas al Estado y a los tribunales de trabajo.