Este articulo parte de la tesis - inicialmente sólo feminista - de que el mundo de la producción (capitalista) no puede entenderse separado del mundo de la reproducción (familiar), lo mismo que no podía entenderse el significado del trabajo profesional (de los varones) sin tener en cuenta a un mismo tiempo el trabajo doméstico (de las mujeres). En el contexto de ese planteamiento, se pretende abordar dos cuestiones: a) cómo la diversa concepción y representación que trabajadores y trabajadoras tienen de la "vida personal" (por lo tanto, del mundo extralaboral y del doméstico) produce el efecto de una valoración diversa de una de las dimensiones básicas de todo trabajo profesional, la del tiempo de trabajo; y b) cómo esa diversificación tiene que ver antes que nada con el género. La argumentación se apoya en los discursos que hemos recabado de profesionales de la banca de uno otro sexo en el marco de una investigación internacional sobre el tiempo de trabajo.