María Lluïsa Quetgles Roca
Antes che entrar en ha consideración del tema che la educación en el Quijote, se plantean dos contrastes: el primero entre los ideales pedagógicos cíe los humanistas hispánicos (Nebrija, Vives y Palmireno) y la realidad de los estudios en las diversas instituciones escolásticas cíe origen medieval; el segundo entre el avance de la alfabetización de los países donde triunfa la Reforma luterana y calvinista, como consecuencia directa de la importancia cíe la lectura personal cíe la Biblia (traducida a las correspondientes lenguas vernáculas e impresa en libros de gran tirada), y la persistencia masiva del analfabetismo en los países de la Contrarreforma, cuya estrategia instructiva podríamos calificar de "audiovisual", ya que se basaba en la oralidad y en la imagen iconográfica. Al estudiar las referencias a la educación y a la alfabetización que aparecen en el Quijote, nos encontramos de entrada con la contraposición entre el analfabeto y el lector ávido: si bien aquellos muestran frecuentemente su interés por los contenidos de la escritura, a ha que acceden a través de intermediarios que leen libros en voz alta o escriben caltas de encargo, éste ha perdido contacto con la realidad a causa che tanta lectura de ficción. En un segundo plano, no obstante, se manifiesta la oposición entre estudiantes, bachilleres y licenciados, victimas muy a menudo de las artes enseñadas en instituciones que mantienen encerradas las mentes, y aquél que por si mismo subirá a la cumbre de las letras humanas, las cuales tan bien parecen en Un caballero de capa y espada. Tal cumbre, para Don Quijote, ciertamente no es la Teología, disciplina que corona el sistema escolástico medieval, sino la Poesía, fruto del talento y del esfuerzo personal.