Anna Maria Bernardinis
Se cuestiona la interpretación común del personaje Don Quijote como una persona apartada por la lectura los libros de caballería, obsesiva y exclu- yente, y en su lugar se propone considerar su locura como el único espacio en el que un lector de su época podía construirse una identidad original propia y ser el autor cíe su propio personaje. Desde este punto cíe vista, se puede aproximar el itinerario donquijotesco al del Emilio de Rousseau, presentando entonces una clave distinta a la funcionalista para estuchar la relación entre pedagogía y literatura.