El periodismo está en crisis. El producto informativo que están ofreciendo actualmente los medios de comunicación no responde con garantías a las exigencias que un periodismo de calidad marca: veracidad, actualidad, interés público, comprobación, contraste de fuentes, pluralismo y rigor.
Los empresarios de la información alegan como excusa que su cuenta de resultados económicos no les permite dedicar más recursos a la calidad informativa; los periodista alegan la presión de la productividad que les imponen los empresarios; el público masivo ¿que no es especialista generalmente¿ sigue digiriendo sin remedio lo que los medios vierten como alimento informativo.
Este alimento contiene altas dosis de rutina y carece con frecuencia de vitaminas y nutrientes periodísticos. El raquitismo informativo amenaza con vaciar de significado la estructura pública de una sociedad en la que la información supuestamente sirve para asignar el gobierno a los mejores gobernantes. Si ese alimento informativo va contaminado, la elección política resultará venenosa. Por eso, el periodismo precisa con urgencia un control de calidad efectivo. Frente al ocaso del periodismo, etiquetas de calidad, éste es el cambio social que proponen los autores.