Este ensayo presenta interesantes argumentos que desmienten las difundidas afirmaciones de la teoría económica del desarrollo, con respecto ala culpa que les cabe a los países capitalistas occidentales en la deprimida situación económica y social del mundo en desarrollo. El autor sostiene que los países avanzados no han perjudicado las economías del llamado Tercer Mundo; por el contrario, han contribuido a su progreso y bienestar. Señala que los cargos de explotación y colonialismo no son válidos, como tampoco el de ser insaciables consumidores de bienes que, bien distribuidos, podrían beneficiar a las regiones más pobres. El profesor Bauer asegura que la verdadera brecha entre países ricos y pobres no se presenta en los niveles de consumo sino en los de producción, agregando que tal diferencia es la que permite financiar la mayor parte de las inversiones y los planes de ayuda internacional. Concluye que el sentimiento de culpa que experimentan las sociedades desarrolladas no se justifica en el con-texto que se ha dado la crítica.