Si bien el tema está inscrito en el contexto de una amplia leyenda negra de desprestigio, tejida en parte en Estados Unidos pero sobre todo en América Latina, el fenómeno de la inmigración cubana a Miami describe un notable aporte dinamizador a esa región y un ejemplo admirable de empuje empresarial, salido del puro desarraigo y de penurias de todo orden. La cubana no fue por cierto la primera inmigración masiva a los Estados Unidos durante este siglo, y este trabajo deja en claro que no debiera tampoco ser la última, si es que esa nación desea seguir siendo tierra de oportunidades y corriente renovada de energías sociales, culturales y económicas. El milagro cubano en Norteamérica —resultado de las confiscaciones y purgas animadas por el régimen de Fidel Castro— representa un hecho que debe ser agradecido al socialismo castrista.